La vida sin ti

Tú apareces de pronto cómo el hambre entre horas y tu recuerdo me muerde el alma.
Atisbos de ti surgen a través de los segundos cómo ángeles del silencio.
Tu espíritu me saluda en la noche, despertándome con el dulce susurro de tu ausencia,
real y cruel a la vez, y nada me calma entonces, pues anhelo posarme en tu regazo.
Arrúllame, consuela esta falta que me atormenta aunque no sea posible.
No resucites tú, si no puedes, y devuélveme a mi la vida en un abrazo de hace años.
Mi mirada precisa de tu reflejo en el cristal de una ventana, y mis manos quieren sujetar las tuyas
sin miedo de que aparezcas un día, para hacer realidad el sueño de volver a tenerte alguna vez.

Apariencias y dinero

El padrino, gran personaje, no puedes faltarle al respeto en su casa porque te corta las pelotas, no puedes llevarle la contraria, porque si tienes una tortuguita de esas tan monas( o un caballo (pero quien cojones lo tiene)), le corta la cabeza y la mete en tu cama ( si puede, claro, porque a la velocidad que esconden esos bichos la cabeza...) Y si quieres un préstamo,lengua al ojete, que has de suplicar hasta perder la autoestima, y encima el psicólogo te lo pagas tú.

Pues eso, nos asombra el cinismo y la hipocresía de un mafioso, cómo los que vemos en El Padrino o en Mystic River, pero yo me he dado cuenta de que son personas y no personajes de ficción, somos muchos de nosotros, con pistola.

Lo de la casa, es la leche...que más da dónde te falten al respeto...el caso es que te están ofendiendo, ¿no? ¿Si te llaman gilipollas estando en una alcantarilla...¿te jode menos? yo creo que más...¿no? porque estás en un sitio apestoso...mojado y una rata te llama gilipollas (todo este tiempo y tú ni idea de que las ratas hablaban) amos hombre... dónde va a parar. Que no falte un clavo ardiendo de dónde agarrarse.

Y hay gente que hasta se cabrea cuando le llevas la contraria (no te corta los dedos de los pies, pero pega la vuelta y te deja plantá en menos que canta un gallo), véase el juez del otro escrito, que existe, ¡eh!, lo que pasa es que no voy a decir su nombre porque mi sinceridad es de color gris. La vuelta al cole del juez express.

Y ahora lo del dinero...
Nadie escapa, el dinero corrompe a todo el mundo. Personas a las que tu creías conocer, personas de a pié, amables y campechanas... atacan cual monstruitos verdes recién duchados cuando pides un favor en forma de billetes. El matiz de sus caras se torna de un verde viscoso, afloran colmillos entre sus encias, gafas de pasta y estos especímenes son cómo el Grembling intelectual (con una memoria para favores pasados que ni La caixa) .

Y voilá! tras una humareda con su consiguiente estela de polvillos brillantes emuladores de magia, aparece, el Grembling de la voz grave, el que se tomó la hormona cerebral, pero ahí no termina la cosa, reaparece la humareda y los polvillos y de pronto una maza se dibuja en el éter y acaba formando parte de la extremidad derecha del bicho, acto seguido distingues entre la bruma una toga negra rasgada, que viste su cuerpo, cual eterno pantalón de la masa.

Y dices: "hostiá" han cruzado al Grembling intelectual con el juez de cuyo nombre no quiero acordarme (piensa en gris).
Ni abogado defensor, ni testigos, ni ajo, ni crucifijos, ni estacas...ni el alba despuntando, macho. Directa al programa de cuatro ese de las finanzas, porque te has creído tú que saldrías impune cuando te han hecho un favor...que coño...debes la vida, así que busca un sacacorchos o algo e indúcete la muerte, a ver si entre el postmortem y el perimortem, te sale el alma como forma de pago.

Cómo decía El Padrino: la familia es la familia, te quiero mucho pero como aflojes, me saco un AKA 47 del bolsillo y te hago un caladito digno de la abuela.

Pensándolo detenidamente, mejor lo dejamos, casi que pregunto en el inem...a ver si me corresponde alguna prestación del paro.

Desde la cárcel: Conclusión

Aquí hay tiempo de sobra para reflexionar y tengo que pedir perdón.
Yo era una ciudadana ejemplar, omitía mis opiniones para no herir sensibilidades, asentía con la cabeza a cada palabra... Y no es que fuera cobarde, tan sólo era sincera de otro modo. Porque la sinceridad es de muchos colores. En mi caso es de un color neutro. En otros es color rojo chillón de mala leche, verde de insolencia, o amarillo de poco tacto. Yo soy sincera en mi actitud, porque así demuestro la verdad sobre mí a los demás, antes me corto una mano que faltarle a alguien, y si se arma la se San Quintín, que no sea por mi, por favor.

Pero ocurrió algo terrible: sucumbí a la tentación y un día dije lo que pensaba, ¡craso error!, mis vecinos no podían creerlo: "una niña tan buena...¿contestando? ¡Dios mío!" .

La niña de paletones grandes, callada y tonta pudo articular palabra en un momento así. En un juicio acelerado hay que mantener la boca cerrada. Cómo dijo "Intuiciónteles": Aunque no sepas, ni entiendas el motivo de un juicio, has de ser una tumba, chiquilla (sin esto último, claro, porque en aquella época no se decían esas palabras).

He decepcionado a todo el mundo por pensar, y por ello pido perdón...

¿Por qué ser testigo si puedes ser juez?

¿Para qué limitarnos a emitir una versión personal de los hechos si todos tenemos el poder de machacar a diestro y siniestro desde la posición de "su señoría"?
Es (justo) procedente, ¿no?.

Con la venia, señoría, métanse la sentencia por el culo, usted y su corrillo de patio (el jurado). Estar en posesión de la verdad es jodido, queridos amigos...porque, claro, a uno no le queda más remedio que decir lo que se debe hacer, el puto ser supremo siempre sabe lo que hay que hacer.
Después no hay que juzgar...hay que ser tolerante(mira tú el favor que te hago) y todas esas patochadas que, al mencionarlas, tan bien me definen: gran persona, espiritual y bondadosa hasta la médula.

¿Y si somos sencillos y humildes? ya que nos ponemos con tecnicismos de la vida y verdades a porrillo, ¿por qué no desechar la idea de dar mazazos y proyectar nuestras teorías (véase la definición de teorías) hacia la maldita balanza justiciera, y plantearnos (por una vez)lo siguiente: ¿Es posible que mi oficio este de capa caída?¿ que ya no me necesiten?... o a lo mejor, tan solo a lo mejor, ¿mis lecciones ya no son acertadas? Quien sabe...¿a quién le importa? genio y figura hasta la sepultura (¡y olé! porque yo lo valgo)

Luego esta el abogado defensor (representando... ¿ el orgullo? ¿ la cerrazón mental?) que no da ni una, el pobre.

Abogado: - Pido permiso, señoría, para interrogar a mi testigo.
Señoría: ¿quiere que le acuse por desacato? (ni permiso ni hostias)
abogado, aquí esta todo muy claro, el testigo no vale un puto duro, no pinta nada en este tribunal, ¿para qué si yo lo tengo claro y el jurado también?

El jurado considera a la acusada...tan tan tanchán... CULPABLE DE TODOS LOS CARGOS, (y en todas sus formas... y por si no le vale con ser ahorcado... nos cagamos también en su puta madre)

¿Y ahora qué? ¿me deshago en reverencias?, ¿o puedo patalear un poco? gritar desesperada... ¡señoría, soy inocente, por favor... se lo suplico! ¿tampoco?
bueno, claro, una vez dictada sentencia...no hay nada circunstancial...no se concede el beneficio de la duda. Pues gracias entonces, estoy salvada.
La incompresión duele. Es amarga y violenta. Es un por qué sin respuesta.
La incomprensión duele. Es el rechazo convertido en puñal. Es un corazón preso en el puño de la intolerancia.
La incomprensión duele. Es la duda que anida en las entrañas. Es la impotencia que provoca un no te quiero.
La incomprensión duele, porque es el malestar de un accidente emocional, porque es la sangre que emana, la incertidumbre de no saber si sanará, la herida en sí misma o un hematoma en el alma, y duele, duele por siempre.

El recuerdo de no haber sido amado y comprendido,permanece en ti y jamás cicatriza.

Pequeñas ideas

Las fotos en blanco y negro son inmortales y elegantes.
Los helados de limón son desagradables, pero divertidos por el efecto que causan en el semblante de quien los come.
El tabaco por la mañana sabe mejor, con café y sin él.
Qué irritante es una llamada estando a punto de coger e autobús, la moneda se te resbala de los dedos, el bolso sujeto bajo el codo y frente a tu enojo, el rostro de un conductor aprensivo.
Los muñecos en miniatura, de plástico y color, son una monada,¡ y no necesitan identidad alguna!¡ tan sólo ojos grandes y curiosos!
A la 13:00 mi estómago desaparece dejando paso al agujero negro que duele.
A veces me molesta la muela del juicio que no termina de salir, porque nunca seré juiciosa del todo.
Me incomodan los paraguas y los relojes. ¡Qué envidia me producen los escritores de éxito!
Me gustan las chicas más allá de lo sexual.
Cuando veo una criatura peluda, me apetece estrecharla entre mis brazos, y si no tienen pelo... ¡me quedo con las ganas de peinarlas!
De mayor quiero ser una femme fatale, pero soy demasiado noble para ser malévola.
Disimulo muy bien cuando me tropiezo.
El sol es agresivo y la luna es tan serena... las nubes son aguafiestas y las estrellas luces de navidad.
Mi pié nunca descansa en paz, al igual que mis nervios y mis complejos.
Las miradas son encantadoras, hasta las de odio, porque son forzadas.

El día que te merezca (teoría de la amistad)

El día que te merezca osaré darte plantón, seré sincera con mala leche y sutileza. Te apartaré de mí por otra amiga, dejándote en soledad, en el recreo que hoy en día, es tu piso de 20 metros. El día que te merezca te reprocharé aquel comentario, y te explicaré por qué me tire al tío del que estabas enamorada. Reconoceré con valentía que te puse a parir con Marta, que dije barbaridades sobre ti y que asentí a cada insulto, con cobardía, el día en que lo dejaste con David. El día que te merezca te confesaré lo hipócrita que he sido. Dejaré de manipularte, de juzgar tus actitudes desde mi mente retorcida, dejaré de ignorar con envidia lo hermosa que estás hoy, lo bien que te sienta ese vestido o los kilos que has perdido. Dejaré de humillarte indirectamente con mi risa maligna, las ironías, las miradas ladinas, los enojos de chantaje, y el mal que te causo gratuitamente.

El día que tú me merezcas, no me llames, ni me nombres tu amiga, aléjate y entonces empezaras a ser digna de mí.

Esta es mi respuesta a uno de los " Hartículos" de Risto Mejide ( ADN )