La vida sin ti

Tú apareces de pronto cómo el hambre entre horas y tu recuerdo me muerde el alma.
Atisbos de ti surgen a través de los segundos cómo ángeles del silencio.
Tu espíritu me saluda en la noche, despertándome con el dulce susurro de tu ausencia,
real y cruel a la vez, y nada me calma entonces, pues anhelo posarme en tu regazo.
Arrúllame, consuela esta falta que me atormenta aunque no sea posible.
No resucites tú, si no puedes, y devuélveme a mi la vida en un abrazo de hace años.
Mi mirada precisa de tu reflejo en el cristal de una ventana, y mis manos quieren sujetar las tuyas
sin miedo de que aparezcas un día, para hacer realidad el sueño de volver a tenerte alguna vez.

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